martes, 28 de abril de 2015

Carta sobre una petición de perdón.




Queridos maestros ascendidos, querido universo, amado Dios:

Vengo a informar de forma categórica que he decidido renunciar al amor erótico. La fe ya se me ha ido entre más de cinco vidas y la luz de la esperanza ya se ha apagado.
Vengo a informar mi derrota y a honrarla, pues creo que en cada batalla traté de dar lo mejor de mí, pero finalmente ya he perdido la guerra. No tengo armas, no tengo herramientas ni tampoco espíritu.

Nuevamente he salido derrotado y esta vez me levanto con los ojos vacíos y un corazón que clama su muerte fulminante. Vengo a ofrecer mi nuca y mi ser. Llamen a la muerte para que con su guadaña fría corte cada nervio y cada vena que pasa por ese lugar, para que arranque de una vez por todas cada pedazo de alma...así he de dejar de existir en este universo, en ese mar calmo. Permítanle cortar las cadenas de mi existencia.

He venido a pedir perdón. En esta vida tampoco he podido saber de qué se trata el amor, ni tampoco acercarme. Lo único que he aprendido ha sido desamor y la presencia de la muerte siempre rondando.

Después de recibir su perdón, no tengan compasión y cortenme el cuello para convertirme en polvo estelar, sin consciencia y bien lejos de ustedes y del amor.